Pasaporte
Miguel Fematt
En Pasaporte, Pedro Tzontémoc sintetiza su credo “así como una línea es una sucesión infinita
de puntos, la vida es un sucesión infinita de impulsos. La línea de mi vida ha
sido trazada por el ritmo de mis impulsos. Creo que un ser humano es la suma de
sus experiencias y cada una de ellas se ha convertido en el pretexto de mis
obsesiones”.
Pedro se ubica en la posición del filtro a través del
cual se cruzan las imágenes de una sucesión infinita, en donde él las percibe
gozándolas o sufriéndolas. Con la ayuda de su cámara eventualmente decide
capturar alguna de ellas para mostrarla al mundo.
Desde su libro Tiempo Suspendido, en el que sigue la
ruta de Artaud en la sierra Tarahumara, Pedro define
su vocación de vagabundo, como bien le enseñó su maestra Kati
Horna. Ahí nos dimos cuenta de que su epopeya era el
movimiento.
Lo suyo se integra al signo de los tiempos, en el sentido
de que ahora, en el arte, existe una particular conciencia de que el mundo se
ha reducido para acceder a él por muy diversas rutas: desde las carreteras y
las vías aéreas, hasta las virtuales. Yo me imagino a Pedro navegando en la
Internet cuando no está viajando o planeando un viaje físico, para sumar, a sus
múltiples experiencias de viaje, un nuevo punto geográfico.
Viajar, moverse, buscar, encontrarse para volver a
perderse y seguir, puesto que la vida misma es un tránsito.
El Pasaporte es la carta que nos permite movernos por
el mundo más allá de las fronteras de nuestro país y Pedro ha sabido encontrar
en él un símbolo de lo que ha constituido su vida hasta ahora y si bien no es
el único fotógrafo viajero ni sus imágenes son el único registro original que
podemos encontrar en la historia de la fotografía, lo nuevo en él es aportarnos
la idea de la conciencia como tema.
El cúmulo de imágenes resultado de un viaje constituye
un bagaje diferente para cada fotógrafo: para algunos es la forma de demostrar
que se ha estado en tal lugar, para otros que se ha educado la mirada y que se
pueden proporcionar pruebas de ello al mostrar las fotografías resultantes.
En Pedro, las imágenes forman parte de un objeto que
se llama Pasaporte, que él propone como un objeto total que, junto con la
reproducción del formato y los sellos oficiales aporta en cada hoja la síntesis
de su experiencia traducida en una imagen fotográfica.
Siempre he argumentado que la fotografía se realiza
en su publicación y las imágenes de Pedro Tzontémoc, integradas a este objeto
libresco llamado Pasaporte, me lo confirman una vez más.
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